domingo, 25 de abril de 2010

corteza

under construction

domingo, 18 de abril de 2010

Región de lo inmediato

Escribir y escribir, dar hachazos

al árbol primitivo, a la madera

primigenia, ser un ebanista

medieval, un monje

de monasterio, un meister

de la pluma, un escriba

del templo, un ermitaño

del grafito, talar firme al árbol

hecho hoja, al papiro egipcio

al pergamino de la antigüedad

al gutenberg moderno

y todo por esa luz al fondo del túnel

por cegarnos con la divinidad inmaterial

a través de la materia

del árbol primitivo, de la madera primigenia

y transformar la nada en un huevo fabergé, escribir

y reescribir ahora comprendo, leer y

releer, ahora me interno y ser la

pausa luego del hacha, el silencio

luego del parloteo, fijar la vista

en el cielo de la escarcha, amar

esas flores amarillas que descongestionan

los sentidos, y volver al punto de

partida para partir el árbol primitivo

la madera primigenia, para crear el

sig-oto-el otro-sig-no-el ver-bo-el-as-ombro

para apoyarte luego del escombro

en el árbol primitivo, en la madera

primigenia y obtener sombra luego de

arder en la caldera que chifla y resuena

campana del jorobado de Notre Dame

y ser el trovador que busca al trovador

que rasca el árbol y encuentra el HUEVO

perfecto dentro de la savia caliente

y las barbas de la corteza:

el huevo que late

el latido que le da

la singularidad

a lo inmediato.

viernes, 16 de abril de 2010

You Don't Know What Love Is

Dame un poco de tu infierno

de tu máquina rota

de tu trayecto rasurado.

Es la hora del quiebre.

Justo cuando los relojes se desmoronan

y se ablandan las percepciones

No es este el sitio de la penumbra.

Por eso quiero un poco de tu infierno

de tu fiebre bochornosa

de tu delirio transplantado.

Es el espacio de la náusea

Justo cuando las bocas se preparan para evacuar

un strip-tease del alma.

No hay tiempo, dices

no hay tiempo para aflojar los calambres

para desintoxicar la piel de las toxinas del aire.

Pero quiero un poco de tu infierno

porque quiero sentir el veneno.

Quiero palpar tus sudores nocturnos

tus filamentos delicados.

Quiero escuchar a la mosca cuando se convierte

en un trozo de tus sueños.

Estoy proyectando mi mareo en tu pantalla desnuda.

Estoy depilando mi vientre de monstruos y libros.

Estoy al tanto de que el invierno es fatigoso.

Por eso quiero un poco de tu infierno.

Dame tus noches emancipadas

tus colchas con lunas de incienso.

Te doy mi ombligo por un poco de tu fuego.

Escucho tus bailes a través de mi espejo

y me preparo para la barbarie de tu imagen.

Por eso dame un poco de tu infierno

porque estoy perdida en este paraíso inventado

en estas calamidades asépticas.

Quiero tus altas temperaturas

tus enzimas reventando por el calor.

Sí, dame un poco de tu infierno.

Quiero palpar la irreverencia de tu reino

tus espejos-esperpentos

los tormentos de tu tormenta

tu sinceridad descarada

tu cáscara de existencia

es decir

quiero un poco de tu infierno.

domingo, 4 de abril de 2010

pesadilla IV

Lo peor de las pesadillas es cuando no vuelven. Supongo que la mayoría cree que lo contrario es lo cierto, que la recurrencia de las pesadillas es lo más terrible. Sin embargo, puesta a pensar puedo concluir todo lo contrario, que en efecto lo peor es cuando las pesadillas no retornan. La razón de ello es justamente que puedan volver a invadirnos, a pegarnos donde más nos duele, en nuestro talón de Aquiles mental de modo imprevisto, cuando tenemos las defensas bajas y nuestra parte blanda sin protección. Encuentro esto siniestro y la sola idea me atemoriza...Cuando las pesadillas hacen uso del eterno retorno estamos preparados para enfrentarlas a capa y espada. Pero cuando de repente no vuelven más quedamos para siempre a la merced de su horror. Nada se le compara, estén seguros de ello!